lunes, 17 de diciembre de 2018

7 casos en los que el BCV no cuenta para nada en materia económica

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KATALEJO


Por José Manuel Rotondaro


Lunes 17 de diciembre de 2018, 14:27h


Por José Manuel Rotondaro.- ¿Cerramos el BCV? La pregunta del titular no es retórica ni tampoco se refiere al acto simbólico realizado hace unos días por parlamentarios de oposición. No. El tema creo que debería estar siendo planteado en el círculo que diseña la política económica del gobierno de Nicolás Maduro.


El BCV es un invitado de piedra en materia económica / Twitter: @BCV_ORG_VE

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El BCV es un invitado de piedra en materia económica / Twitter: @BCV_ORG_VE

Tampoco es un problema de la autonomía o no del Banco Central de Venezuela, BCV, como lo establece la Constitución. Ese tema lo resolvió el chavismo hace más de una década, desechando la norma constitucional como un “engaño”, según las palabras de Hugo Chávez.

Lo que ocurre es que en los últimos dos años han sido constantes las ocasiones en las que medidas de carácter técnico propias del BCV son decididas y anunciadas por otras instancias. La ejecución, en la mayor parte de los casos, la realiza el instituto emisor, pero ese es un detalle menor pues los departamentos respectivos pudieran ser distribuidos a otras instancias de la administración pública.

1-La primera acción en la que públicamente el Ejecutivo anunció una decisión técnica sin consultar al BCV fue la desmonetización del billete de 100 bolívares hace más de dos años. El proponente de la medida fue el Sebin, el cual por supuesto no tomó en cuenta las consecuencias del retiro de circulación casi de inmediato del 90% del efectivo del país.

La reconversión fue otra decisión cocinada en el Palacio de Miraflores y de la cual el BCV fue informado posteriormente. Decisiones como la fecha, el ratio de canje (número de ceros) y las medidas monetarias complementarias fueron, de acuerdo con fuentes confiables, decididas sin la participación de los directivos del BCV.

Esta medida agarró al BCV en pañales en sus planes para la emisión de billetes de mayor denominación, los cuales sólo pudo ordenar a impresores del exterior en agosto de 2016 luego de recibir el permiso directo de Maduro. La historia es harta conocida. Los billetes tardaron en llegar varios meses, las cantidades fueron siempre insuficientes y no hubo estrategia de lanzar denominaciones adecuadas para el aumento incesante de los precios.

De allí la vergonzosa (para Maduro) secuencia de postergaciones del retiro del billete de 100 que sólo dejó de ser válido con la reconversión del pasado mes de agosto, 19 meses después de la medida inicial.

2-La reconversión fue otra decisión cocinada en el Palacio de Miraflores y de la cual el BCV fue informado posteriormente. Decisiones como la fecha, el ratio de canje (número de ceros) y las medidas monetarias complementarias fueron, de acuerdo con fuentes confiables, decididas sin la participación de los directivos del BCV.

3-Otro desaire para el BCV fue el desarrollo de un sistema de pagos a través de teléfonos móviles promovido por la Sudeban, a cargo de un militar sin experiencia financiera. Nuevamente el BCV se desayunó con una iniciativa que no calzó con sus proyectos de modernización de los sistemas de pago.

4-En materia cambiaria, en la cual el BCV comparte responsabilidad con el Ejecutivo, gradualmente el papel del directorio del Banco Central se reduce a convalidar y acompañar la ejecución de lo decidido en el Palacio de Miraflores. Esto quedó claro cuando en 2014 el Gobierno se apropió del manejo de la “subasta” del Sicad.

En todas las ocasiones anteriores, hubo una clara división del trabajo. El Ejecutivo operaba el componente de asignación de divisas mientras el BCV se encargaba del componente competitivo. Claro, debo admitir que en este cuento del gallo pelón que ha sido la sucesión de mecanismos cambiarios nunca ha habido una genuina subasta de divisas.

5-Más recientemente, ha sido la propia política monetaria la que ha dejado de ser diseñada en el BCV, en particular los aumentos del encaje que le han sido impuestos a la banca.

Estas medidas están causando serios problemas de liquidez a las instituciones financieras y, en consecuencia, han reducido el acceso al crédito las empresas agobiadas por los aumentos salariales, de impuestos y del tipo de cambio.

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Fuentes del sector han dejado saber que las negociaciones para modificar las medidas, o al menos mitigar sus efectos, se están realizando directamente con funcionarios adscritos a Miraflores, muchas veces sin la presencia de representantes del BCV.

6-Similar experiencia tuvo el Fondo Monetario Internacional que sólo logró la entrega de información estadística retrasada luego de contactos con el alto gobierno. El BCV sirvió meramente para la entrega formal de la data, la cual por cierto aún es negada a la ciudadanía.

7-Y como comentamos anteriormente, la negociación para lograr la entrega del oro propiedad del BCV depositado en las bóvedas del Banco de Inglaterra fue liderada por el Ministro de Finanzas, con el presidente del BCV como mero acompañante.

Por ello no faltará quien desde el Palacio de Miraflores esté considerando acabar de una vez con la pantomima de un directorio que no decide, no delibera y no actúa, pero que les cuesta dinero y acuerde fusionar las áreas operativas del BCV digamos, con el Banco de Venezuela, como ocurrió en Cuba y antes en otros países del llamado socialismo real.

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