lunes, 17 de diciembre de 2018

Por qué Maduro siempre gana la guerra del micrófono


Por Daniel Gómez

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Lunes 17 de diciembre de 2018, 18:00h



Daniel Gómez (ALN).- Caracas no sólo resiste a las críticas de Washington, Ginebra, Bogotá y Brasilia sino que contrataca. Y en ocasiones, sale ganando. Que se lo digan al futuro canciller brasileño, Ernesto Araújo; al jefe de la OEA, Luis Almagro; y al presidente colombiano, Iván Duque. Criticaron con dureza al régimen de Nicolás Maduro y de nada les sirvió. De hecho, perdieron más de lo que ganaron.


Cargar contra el régimen de Nicolás Maduro no siempre sale bien / Foto: Gobierno de Venezuela

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Cargar contra el régimen de Nicolás Maduro no siempre sale bien / Foto: Gobierno de Venezuela

En septiembre se lo preguntaba ALnavío. Cuánta artillería diplomática en contra es capaz de aguantar el régimen de Nicolás Maduro. Ya se ha visto que mucha. Lo curioso es que no sólo la aguanta, sino que en ocasiones devuelve los tiros, acierta y gana. En la guerra del micrófono, Caracas se impone.

Cuánta artillería diplomática en contra puede aguantar el régimen de Maduro
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Este fin de semana, Ernesto Araújo, futuro ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, dijo que Maduro no asistiría a la toma de posesión del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, el próximo 1 de enero de 2019. “No está invitado”, afirmó.

Jorge Arreaza, canciller venezolano, respondió en Twitter con tres imágenes. Dos muestran notas diplomáticas enviadas desde Brasilia el 29 de noviembre en las que se invitaba a Maduro a la investidura de Bolsonaro. Ahí aparecen sellos, códigos de referencia y hasta las firmas de los diplomáticos brasileños.

La otra imagen muestra una carta de Caracas a Brasilia. “El Gobierno Socialista, Revolucionario y Libre de Venezuela no asistirá jamás a la toma de posesión de un presidente que es la expresión de la intolerancia, del fascismo y de la entrega a intereses contrarios a la integración latinoamericana y caribeña”.

Anna Ayuso: “Este es un lío sin relevancia. Las relaciones entre Brasilia y Caracas en ningún caso iban a ser buenas”

Para acallar la polémica, Bolsonaro salió al quite este domingo con un tuit. “Los regímenes que violan las libertades de sus pueblos y actúan abiertamente contra el futuro gobierno de Brasil por afinidad ideológica con el grupo derrotado en las elecciones, no estarán en posesión presidencial en 2019. Defendemos y respetamos verdaderamente la democracia”.

El mandatario brasileño no se refirió a Venezuela explícitamente, pero el mensaje venía implícito. Además, este lunes la Cancillería confirmó que los presidentes de Venezuela y Cuba no están invitados al evento.

Todo esto se da en el núcleo de la polémica generada por los cancilleres, y coincide con el supuesto complot que denunció Maduro el miércoles. Que Estados Unidos, junto a Brasil y Colombia, tienen un plan para matarlo.

Maduro no aportó ninguna evidencia de esa teoría y por eso le criticaron. Quien sí aportó documentación fue Arreaza a la hora de desmentir al canciller brasileño. Así que siguiendo este mismo criterio, Caracas ganó a Brasilia. En el desmentido de Bolsonaro, este no aportó ninguna información.

Por otro lado, “este es un lío sin relevancia”, advierte a ALnavío Anna Ayuso, investigadora senior para América Latina del Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona (Cidob). “Las relaciones en ningún caso iban a ser buenas”, añade.

La vez que Caracas venció a Almagro

Otro ejemplo reciente favorable a Caracas es la expulsión de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), del Frente Amplio de Uruguay.

El Tribunal de Conducta Política del partido, en un comunicado enviado el viernes, dijo que la actitud de Almagro respecto al régimen de Maduro es “incompatible” con los valores del partido.

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“Es inequívoca la incompatibilidad absoluta de esa postura asumida por Almagro con los principios que sustenta el Frente Amplio en materia de derecho internacional y defensa del principio de no intervención como pilar indispensable del régimen interamericano”, dijo el tribunal.

En septiembre, el jefe de la OEA afirmó lo siguiente: “En cuanto a intervención militar para derrocar al régimen de Nicolás Maduro: creo que no debemos descartar ninguna opción”.

Que Almagro planteara la solución militar fue lo que determinó la decisión del Frente Amplio. Y también su actitud posterior, cuando llamó hasta en dos ocasiones “imbécil” al expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero por intentar el diálogo entre Maduro y la oposición.

El caso es que, por defender la opción militar contra el régimen de Maduro, el Frente Amplio, el partido en el que milita, el partido del Gobierno en Uruguay, y el partido en el que fue canciller del expresidente José Mujica, lo expulsó. Otro punto diplomático para Caracas.

En un año se disputará otro asalto en este combate. Almagro quiere presentarse a la reelección como jefe de la OEA, y ya Vázquez dijo que Uruguay no le apoyará. Todo esto a causa de las declaraciones de Almagro en septiembre.

Y ahora vuelta a la pregunta. Cuánta artillería en contra podrá seguir aguantando el régimen de Maduro. Toda y más. Eso respondieron a ALnavío los analistas consultados en septiembre. Un momento en el que los tiros le llegaban a Caracas desde Washington, Nueva York, Ginebra y Bruselas. Desde los mercados financieros. Desde los organismos multilaterales. Y también, desde buena parte de los países latinoamericanos.

“Esto es pura supervivencia”, dijo la experta del Cidob en referencia a la artillería internacional contra el régimen. “Maduro tiene la obligación de seguir”, agregó Carlos Malamud, investigador senior para América Latina en el Real Instituto Elcano. “El problema para el régimen no es el bienestar de los venezolanos, sino la supervivencia de Maduro y su oligarquía. La alternativa que va a tener no es perder el poder. Es la cárcel”, sostuvo el eurodiputado Javier Nart.

Otras victorias del régimen

La popularidad de Duque se desploma en Colombia / Foto: Casa Blanca

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Y en ello sigue. Aguantando. Y de paso, devolviendo algún tiro. Como a Iván Duque. El presidente colombiano carga con dureza contra el régimen de Maduro. Dice que lo llevará a la Corte Penal Internacional y ha recorrido Europa, desde Bruselas hasta el Vaticano, buscando una solución a la crisis venezolana.

La labor es noble, pero el resultado nulo. Duque celebró los 100 días de mandato con un dato demoledor. Su popularidad cayó de 53,8% a 27,2%. Más de 20 puntos perdidos en poco más de tres meses ya que los colombianos demandan soluciones para Colombia y no para Venezuela.

Sin duda el éxodo de venezolanos está impactando en Colombia. Su frontera es la más caliente de toda América. Registra millones de movimientos diarios. De gente desesperada. Con hambre, niños y enfermedades. Por eso Duque carga tanto contra el régimen venezolano.

Pero el dato es el que es. La popularidad cae, y las reformas internas que está implantando no le gustan a los colombianos. Y aunque es cierto que la prensa siempre sacará un filón de lo que diga Duque sobre Venezuela, también es cierto que no está sabiendo dirigir el discurso hacia aquello que interesa a los colombianos.

La nueva estrategia

La realidad es que Maduro se sostiene en el poder. Con la economía en rojo, el petróleo en mínimos, un éxodo que califican de bíblico, y toda la presión internacional habida y por haber, el presidente venezolano aguanta. Y pronto comenzará su segundo mandato.

Hasta el momento, la única guerra de micrófonos que ha perdido Maduro es la económica. Insiste que el mal rumbo de la economía es consecuencia de las sanciones de Estados Unidos. Pero lo que apuntan todas las organizaciones independientes es que la debacle venezolana surge de la incapacidad de Maduro de liberalizar la economía.

El 10 de enero es una fecha clave en Caracas. Si el primer gobierno de Maduro fue producto de una elección dudosa, los comicios de mayo en los que resultó ganador por segunda vez fueron rechazados por toda la comunidad internacional.

El 10 de enero tomará posesión, pero no como un presidente legítimo. Así lo dijo incluso el ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell. Ahora la pregunta es, ¿Madrid reconocerá el mandato de Maduro?

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Como dijo a ALnavío Borrell, Madrid seguirá la pauta que marque la Unión Europea, y todo indica que esta avanza hacia la opción del diálogo. Porque el ministro dio a este diario unas declaraciones en las que hablaba de una “solución política” para Venezuela.

Y en este sentido, España, con el apoyo de otros países, abrirá un grupo de trabajo para que la oposición y el régimen lleguen a un acuerdo. Con diplomacia. Eso sí, las sanciones contra funcionarios chavistas, como ratificó la UE, seguirán.

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