sábado, 26 de enero de 2019

A Juan Guaidó solo le hace falta coronar la victoria contra Maduro.

KONFIDENCIALES


Por Juan Carlos Zapata

Sábado 26 de enero de 2019, 15:00h


Por Juan Carlos Zapata @periodistajcz.-

Jorge Rodríguez lanza un video para afectar a Juan Guaidó y el ministro de propaganda de Nicolás Maduro es quien termina achicharrado.

Y con el ministro, el entramado del poder. Aquí se mezclan dos aspectos. El de un régimen sin plan ante lo que se le vino y le viene encima, y la de unos funcionarios sin credibilidad.

Así, con el video sobre el Guaidó encapuchado, terminan carbonizados el ministro, Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Freddy Bernal. Bernal debe estarse lamiendo la herida más que todos.

El Bernal que no es amigo de Jorge Rodríguez y el Bernal que se había distanciado de su “hermano” Cabello y otra vez andan juntos ya que la supervivencia así lo impone.

Juan Guaidó administra los tiempos y la fortaleza del movimiento. / Twitter: @jguaido

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Juan Guaidó administra los tiempos y la fortaleza del movimiento. / Twitter: @jguaido

Se nota. Ya no es un decir. El régimen anda desconcertado. Ellos subestimaron a Guiadó desde un principio.

“No es el líder que pueda derrotar a Maduro”, comentaban allá adentro en el Palacio de Miraflores, y aquí lo reseñamos hace una semana. Maduro es un duro y el mundo es de los duros, agregaban.

Y Maduro se sigue haciendo el duro. O el soberbio, diría Guaidó. Soberbio ante Estados Unidos. Soberbio ante España.

Con la soberbia demuestra desespero. Cuando, por el contrario, Guaidó es quien hoy luce transformado, dueño de la situación, coherente, y con un plan, con una hoja de ruta de la que nadie lo saca.

Y Maduro, presa de la soberbia, sigue llamando a Guaidó “muchacho”. Pero ese muchacho es quien lo está derrotando. Lo está sacando de juego. Lo va a desalojar del poder.

Contra eso no puede el madurismo que está a la defensiva. Es Guaidó el que va varios pasos adelante.

La gente le cree y le quiere creer. Llamó a la gente a concentrarse el 23 de Enero y el pueblo acudió por millones.

Esto significó una demostración de fuerza que ni Maduro ha podido ignorar. Le cumplió a esa gente jurando como presidente interino, y con ello reforzó los niveles de credibilidad y confianza.

De allí también la respuesta inmediata de la comunidad internacional. Hasta España y Europa ya están sumados al reconocimiento.

En consecuencia, Guaidó va por la otra demostración de fuerza.

Una nueva concentración esta próxima semana.

Guaidó no pide que le gente marche hacia el Palacio de Miraflores sino que salga y se deje ver, y dejándose ver, exhibe la fortaleza y el músculo del movimiento

Hay quienes pensaban que la puja se iba a estirar por un tiempo considerable. Ya no piensan lo mismo.

A mediados de diciembreadelantamos que Maduro llegaba al 10 de Enero sin plan.

Y sigue sin plan. Le quedaba el discurso militar, y tal como lo anticipó la fuente chavista que nos suministró el dato, ese discurso, dijo, se va a desgastar bien pronto; y esto es lo que está pasando: Se le está desgastando el discurso. Porque el discurso más potente lo tiene Guaidó.

El discurso hacia los militares. La política hacia los militares. Con la Ley de Amnistía y con el operativo de involucrar a la gente, para que sea la gente la que le haga llegar la Ley a los militares. ¿Quién puede contra eso?

Contra eso no puede el madurismo que está a la defensiva. Es Guaidó el que va varios pasos adelante. La gente le cree y le quiere creer.

Llamó a la gente a concentrarse el 23 de Enero y el pueblo acudió por millones. Esto significó una demostración de fuerza que ni Maduro ha podido ignorar. Le cumplió a esa gente jurando como presidente interino, y con ello reforzó los niveles de credibilidad y confianza.

De allí también la respuesta inmediata de la comunidad internacional. Hasta España y Europa ya están sumados al reconocimiento. En consecuencia, Guaidó va por la otra demostración de fuerza.

Una nueva concentración esta próxima semana. Guaidó no pide que le gente marche hacia el Palacio de Miraflores sino que salga y se deje ver, y dejándose ver, exhibe la fortaleza y el músculo del movimiento.

No cabe duda de que la próxima manifestación superará la del 23 de Enero que ya fue la más grande en toda la historia de Venezuela.

Guaidó logró que:

-El 23 de Enero se convirtiera en un día fundamental. Eso fue lo que dijo. No dijo que iba a ser el día D.

-El 23 de Enero pasara a ser un día de esperanza y no de frustración. También prometió esto.

-La gente se convenciera de las tres etapas: Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

-Las fuerzas opositoras se unieran en torno a esa política.

-La comunidad internacional lo reconociera de inmediato.

-El movimiento ganara en confianza y organización. Ahora es indetenible el movimiento.

-En el poder quedara sembrada de la duda de la supervivencia.

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Porque ya dudan. Porque ya no están seguros. Ya sacan cuentas. Incluso, Guaidó logró este siguiente asunto que parece un detalle menor y no lo es: que Rafael Ramírez, el exZar de PDVSA, saliera de su escondite en Europa para irse a reunir con Michelle Bachelet, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, en Ginebra. "Hoy 25 en reunión con Michell Bachelet expliqué la situación de los chavistas presos y perseguidos por Nicolás Maduro. Su gobierno caótico y autoritario, sin apoyo popular, desesperado, se ha dedicado a llevar violencia a las zonas populares y perseguir líderes chavistas". Esto escribió Ramírez en Twitter, y lo que importa decir es que Ramírez también observa el final de Maduro cerca.

Se puede decir que en el régimen hay:

-Los que piensan que el plazo es corto.

-Los que dicen que hay que morir con las botas puestas.

-Los que temen que se pierda el momento preciso para negociar garantías.

-Los que quieren la negociación ya.

-Los que creen que se puede ganar tiempo, que hay margen para ello.

-Los que piensan que hay que convocar elecciones como lo pide España.

Como se ve. Unos piensan una cosa y otros otra. Pero hay una coincidencia. Que el tiempo se acaba, y el régimen se acaba. Horas después de la demostración del 23 de Enero, una preocupación cundía en los comandos opositores. Y era cómo administrar lo alcanzado. La buena noticia es que la gente en la calle lo está administrando, sin desespero y con esperanza, con energía y con cálculo, con sangre fría y pasión a la vez. En el bunker de Juan Guaidó la respuesta va en la misma dirección. Sin triunfalismo, saben que han puesto al régimen de Maduro en un aprieto. En un aprieto que luce irreversible. Solo falta coronar.

¿Dónde le está ganando Juan Guaidó a Nicolás Maduro?

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