Por Orlando Zamora
Lunes 14 de enero de 2019, 15:01h
Por Orlando Zamora.-
Quien sólo contempló el teatro de la juramentación de Nicolás Maduro ante el TSJ podría concluir que se aferra y prolonga su dominio político sobre Venezuela. Pero mirando el bosque completo, los acontecimientos no lucen nada tranquilizadores para el régimen.
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Juan Guaidó genera sorpresas. / Twitter: @jguaido
La continuidad chavista en el Palacio de Miraflores se realizó sin pasión ni pueblo. Por el contrario, el cerco represivo de policías y colectivos fue más que elocuente en barriadas y urbanizaciones.
En lo económico el cuadro hiperinflacionario es desgarrador. A escasas 12 horas del 10 de enero, el dólar paralelo rompe records y se sitúa en 2.026,19 bolívares nuevos. En minutos salta a 2.189,47 bolívares soberanos.
Es el reflejo altamente negativo sobre el devenir inmediato, de un país que ha perdido toda la confianza en un Presidente sin respaldo político suficiente y sin nada nuevo que ofrecer.
Recordemos que la política es también la ciencia de lo inesperado. Lo apreciamos en lo que fue hasta ahora una debilitada Asamblea Nacional. Maniatada arbitrariamente por un TSJ partidizado, que le secuestró al Parlamento su función legislativa, pero jamás logro arrebatarle el poder político. Este reaparece en la vorágine del desconocimiento mundial al segundo gobierno de Nicolás Maduro. La AN y su joven presidente han cobrado un vigor político extraordinario, que si es conducido con sabiduría podría consolidar una transición democrática del poder constituido.
En el escenario internacional las primeras medidas de rechazo a las pretensiones continuistas del ilegitimo y usurpador mandatario venezolano fueron veloces y contundentes.
La lista es demasiado larga, hasta el Partido Socialista Obrero Español lo desconoce, sólo sorprende la asistencia al TSJ de Irlanda y el enviado del Papa, cuya presencia desdice a la Iglesia local que desconoció tal acto en el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal.
No pudieron el chavismo ni sus socios o amigos cercanos contrarrestar, con unos supuestos enviados de 83 naciones, tan colosal rechazo del mundo Occidental, y de Japón e Israel.
Aunque escasas ciudades protestaron ese día, fue en el 11 de enero que una sorpresiva asistencia a la convocatoria a un cabildo con los parlamentarios de la Asamblea Nacional realizado en Chacao, frente a la Oficina de la ONU, generó un impacto inesperado. El presidente de la AN, Juan Guidó, marcó la hoja de ruta. Pero, al redactar esta nota se produce la ilegal detención de Guaidó, un hecho sin precedentes que acarreará repercusiones. La contraorden de liberarlo revela debilidad y contradicción en el Poder Ejecutivo.
La estrategia de Juan Guaidó
Para algunos sectores radicales el pronunciamiento inicial de Guaidó fue ambiguo. No tiene para éstos el sabor de “choques de trenes”. No obstante, a nuestro criterio, son posiciones que no contemplan elementales principios de la política como: el número de fuerzas favorables en el momento; el sentido de la oportunidad coyuntural o manejo estratégico del conflicto; y el necesario viento de cola del hecho político decisivo, consumado bajo el calor de un gran apoyo popular.
Recordemos que la política es también la ciencia de lo inesperado. Lo apreciamos en lo que fue hasta ahora una debilitada Asamblea Nacional. Maniatada arbitrariamente por un TSJ partidizado, que le secuestró al Parlamento su función legislativa, pero jamás logro arrebatarle el poder político. Este reaparece en la vorágine del desconocimiento mundial al segundo gobierno de Nicolás Maduro.
Después del 10 de enero nada será igual en Venezuela
Faltan horas para el 10 de Enero. Y los eventos están en...
La AN y su joven presidente han cobrado un vigor político extraordinario, que si es conducido con sabiduría podría consolidar una transición democrática del poder constituido. El plan trazado para la realización de cabildos abiertos se extiende por varias regiones del país.
Hasta este momento la Asamblea Nacional ha manejado con habilidad la nueva situación. Hay que impedir que los minúsculos radicales sin gran experticia política, desvíen el foco de la nueva estrategia ensayada por las fuerzas mayoritarias del Parlamento.
En este sentido es bueno recordar que en el mundo que estamos, las medidas que puedan asumir los más importantes países del planeta, van mucho más allá de la ruptura de relaciones diplomáticas. Abarcan el campo económico y financiero y los efectos pueden ser devastadores. Entes multilaterales, bancos centrales y empresas multinacionales coordinando acciones conjuntas son imbatibles y eso lo sabe el chavismo.
Juan Guaidó
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