lunes, 25 de febrero de 2019

González Pons tras el 23-F: “He visto a un pueblo dispuesto a dejarse matar antes que morir de hambre”

FEBRUARY 25, 2019 / LAPRENSAREAL




El portavoz del Partido Popular en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, consideró que fue “testigo de la maldad absoluta” tras la represión del gobierno de Nicolás Maduro a los voluntarios que pretendían pasar por la frontera colombiana comida y medicinas para Venezuela.

Destacó en su columna de opinión publicada en Las Provincias que los doscientos mil voluntarios pacíficos y desarmados “fueron frenados el sábado a tiros por los sicarios de Maduro” por lo que “fue imposible trasladar auxilio ante el fuego y la ira de los asesinos de enfermos y niños (…) pero he visto a un pueblo dispuesto a dejarse matar antes que morir de hambre”.

“El sátrapa no desea que el mundo vea cómo termina de convertir Venezuela en otra Corea del Norte, no quiere testigos de sus crímenes de lesa humanidad, por eso hay que estar ahí.

Hay que mirar para que el asesino no degüelle con impunidad. Hoy les prometo que cuanto menos me quiera el dictador en Venezuela más presente voy a estar. La caída del chavismo será para el nacional-populismo lo que fue la caída del Muro de Berlín para el comunismo.“, indicó.

A continuación la columna completa:

Al avión le costó despegar después de más de una hora aguardando en pista por malas condiciones climatológicas.

Se diría que Cúcuta, donde doscientos mil voluntarios pacíficos y desarmados que pretendían pasar por la frontera colombiana comida y medicinas para Venezuela fueron frenados el sábado a tiros por los sicarios de Maduro, digo que parecería que Cúcuta ansiaba retener la esperanza un poco más.

Fue imposible trasladar auxilio ante el fuego y la ira de los asesinos de enfermos y niños. Estábamos tan cansados que nos quedamos dormidos y no dijimos adiós cuando la aeronave, ya de noche cerrada, por fin se elevó.

Ahora escribo desde Bogotá, bajo un cielo que llueve como una esponja mojada cuando la aprietas, un cielo que ofrece un bufet de lágrimas. Me va a costar encajar lo que he vivido y lo que he visto: soy testigo de la maldad absoluta.

Un millón y medio de venezolanos ha huido a pie por Cúcuta en los últimos tiempos. Personas de clase media que después de una vida de trabajo y sacrificio se descubrieron una mañana en una casa comprada con su antiguo sueldo, pero sin nada que comer y que decidieron dejarlo todo e ir a pedir pan por las carreteras camino de Perú o Ecuador.

Estas son las personas a las que los colectivos chavistas han recibido con piedras, perdigones y barricadas cuando regresaban tras las tractomulas de ayuda humanitaria.

Conocí a una niña de quince años que con un bebé en brazos llegó andando hasta Lima y que, al enterarse de que se iba a intentar crear un corredor de comida y medicinas, dio la vuelta y junto a una multitud esperó a que se abriera ese paso de vida por Cúcuta. Yo no tenía palabras para consolarla. He visto a un pueblo dispuesto a dejarse matar antes que morir de hambre.

Cuando con buen criterio la autoridad colombiana decidió suspender el avance de los camiones, ya que colectivos armados por el tirano los estaban incendiando con su carga de alimentos y antibióticos incluida, los venezolanos se lanzaron en una manifestación indefensa hacia los lanzamisiles desplegados por Maduro.

«¿Quiénes somos?» se preguntaban a coro. «¡Venezuela!», se respondía. Yo tomé un altavoz para pedirles que desistieran de avanzar. La policía formó una línea de separación y por esta vez no corrió más sangre. He visto la furia de los justos contenida y a punto de estallar como una ola contra las rocas a flor de agua.

Como recordarán, Maduro me expulsó de Caracas hace una semana y yo he vuelto. El sátrapa no desea que el mundo vea cómo termina de convertir Venezuela en otra Corea del Norte, no quiere testigos de sus crímenes de lesa humanidad, por eso hay que estar ahí.

Hay que mirar para que el asesino no degüelle con impunidad. Hoy les prometo que cuanto menos me quiera el dictador en Venezuela más presente voy a estar. La caída del chavismo será para el nacional-populismo lo que fue la caída del Muro de Berlín para el comunismo. A fuer de ser humano yo quiero ser venezolano.

Las Provincias / Sumarium



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