miércoles, 10 de abril de 2019

Qué pasará si un millón de personas rodean el Palacio de Miraflores

KONFIDENCIALES

Por Juan Carlos Zapata 
Miércoles 10 de abril de 2019, 22:00h 
Por Juan Carlos Zapata @perodistajcz.-

Un millón de personas frente al Palacio de Miraflores. Un millón de almas rodeando a Nicolás Maduro. Un millón de ciudadanos exigiendo que se vaya. Un millón. Más de un millón de voces clamando por el cambio.


La Operación Libertad sigue sumando fuerzas / 
Foto: @jguaido

Ha ocurrido en otros países, y ha ocurrido con resultados. Ocurrió en Venezuela también el 11 de abril de 2002. Y Hugo Chávez fue sacado del poder. ¿Por qué no ahora?

Se recordará que el 11 de abril de 2002 Hugo Chávez intentó lo mismo sin resultado. El pueblo no le respondió. Se recordará a José Vicente Rangel –hoy acaba de salir de terapia intensiva- llamando a los seguidores de Chávez a que bajaran de los cerros con palos, con piedras, con lo que tuvieran a mano para defender al gobierno.

Desde aquella fecha, Chávez inició la práctica de las marchas paralelas. Ya no lo cogerían por sorpresa, decía, y comentaba que el 11 de abril había perdido la virginidad política. Maduro siguió con el libreto, y ahora Maduro cuenta con los colectivos paramilitares, en mayor número y más armados y más crueles que los círculos bolivarianos de entonces.

Y se supone que cuenta con la Guardia Nacional, entrenada en la represión. Y cuenta con policías y cuerpos especiales entrenados, por lo demás, en la represión y las ejecuciones. De allí el riesgo.

Y de allí que jefes de partidos de la oposición no contemplen todavía la marcha del millón de personas dirigiéndose hacia el Palacio de Miraflores. Se supone que la Operación Libertad que comenzó el fin de semana contempla esa ruta. Un plan con riesgo. Porque el régimen de Maduro también lo prevé.

De hecho, la convocatoria a concentraciones oficialistas cada vez que Juan Guiaidó convoca a una opositora, es previendo eventos de magnitud: que una multitud, que un millón de seres, que más de un millón, se dirija hacia el Palacio de Miraflores y exija el fin del régimen. Esas concentraciones oficialistas operan como muro de contención.

Se recordará que el 11 de abril de 2002 Hugo Chávez intentó lo mismo sin resultado. El pueblo no le respondió. Se recordará a José Vicente Rangel –hoy acaba de salir de terapia intensiva- llamando a los seguidores de Chávez a que bajaran de los cerros con palos, con piedras, con lo que tuvieran a mano para defender al gobierno.

Desde aquella fecha, Chávez inició la práctica de las marchas paralelas. Ya no lo cogerían por sorpresa, decía, y comentaba que el 11 de abril había perdido la virginidad política.

Maduro siguió con el libreto, y ahora Maduro cuenta con los colectivos paramilitares, en mayor número y más armados y más crueles que los círculos bolivarianos de entonces. Y se supone que cuenta con la Guardia Nacional, entrenada en la represión. Y cuenta con policías y cuerpos especiales entrenados, por lo demás, en la represión y las ejecuciones.

De allí el riesgo. Y de allí que jefes de partidos de la oposición no contemplen todavía la marcha del millón de personas dirigiéndose hacia el Palacio de Miraflores.

Pero esa movilización está entre las opciones. En las opciones de la mesa. Se contempla en Caracas. Se contempla en los Estados Unidos. Se contempla en Bogotá. Se contempla en La Habana. Y se contempla en Moscú.

Los expertos rusos que analizan la situación venezolana no descartan el evento.

Cuando miden el terreno, estudiando el juego geopolítico entre Estados Unidos y Rusia, la puja entre ambas potencias, la ayuda militar a Maduro por parte de Vladímir Putin, el respaldo en foros internacionales, la presión hacia Bogotá, la denuncia de la intervención militar, y la presión a Estados Unidos con el fin de obligar a una negociación en Caracas, colocan como detonante de cualquier escenario, la eventualidad de una manifestación que rodee al Palacio de Miraflores y desencadene la caída del régimen. Todo plan de Rusia, de Cuba, de Maduro, se vendría abajo, si esa multitud alcanzara cercar el Palacio de Miraflores.

Por ejemplo, esto escribió hace poco Vladislav Inozemtsev, director del Centro de Investigación sobre Sociedades Postindustriales de Moscú, al analizar todo el juego de probabilidades de Putin y Rusia en Venezuela: “Sin embargo, todos los esfuerzos del Kremlin no tendrán sentido si una multitud de millones de personas atormentan al Palacio de Miraflores y las fuerzas de seguridad abandonan al Gobierno del actual presidente”.

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Leer más Es a esto a lo que le teme Maduro. Que esa multitud , “atormentando” al Palacio de Miraflores, termine de convencer a la Fuerza Armada de la urgencia de que se vaya, y de la urgencia de rescatar la democracia. En tal sentido, el general Hugo Carvajal, acaba de colgar este mensaje en Twitter: “No tengo la menor duda. Maduro saldrá por decisión de la Fuerza Armada Nacional”.

Hay que preguntarse: ¿Ello implica que ocurra el evento? Por lo pronto, Juan Guaidó viene sumando fuerzas y la profundización de la crisis genera las condiciones objetivas para que las movilizaciones se hagan masivas.

Juan Carlos Zapata 
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