viernes, 30 de agosto de 2019

Las FARC vuelven a la guerra con Venezuela como aliada

INTERNACIONAL

El grupo terrorista, hoy fracturado, anunció su vuelta a las armas como guerrilla comunista, rompiendo el acuerdo de paz de 2016


Las FARC vuelven a la guerra con Venezuela como aliada

Este miércoles, en el programa “En la mañana de Venepress”, el asesor de seguridad colombiano y militar retirado, John Marulanda mencionó que el hecho de que retomar las armas por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ya se veía venir.

“Esta situación la habíamos advertido pero fuimos tildados de alarmistas,negativisstas y enemigos de La Paz”, expresó.

Marulanda aclaró que el acuerdo de La Habana no fue del todo factible porque “nunca se negocio con un cartel de guerrillero sino con un grupo de narcotráfico”.

En el vídeo, en que Iván Márquez, el segundo al mando del grupo, aclaró que iban a atacar solo en caso ofensivo, pero al asesor no le convence la idea, puesto que al recibir una respuesta negativa las FARC atacarían a inocentes y continuaría la situación de violencia.

“Siempre responderán al ataque de manera ofensiva(…) ya están justificando sus actividades con cualquier actividad militar”.

Cabe recalcar que, este no fue el primer Acuerdo de Paz que se ha intentado negociar entre las FARC y el gobierno de Colombia, anteriormente, desde 1982, esta idea ha estado en la mesa.



1982 - Los acuerdos de La Uribe

En este primer intento, el presidente Belisario Betancourt fue el primero en establecer un cese del fuego con la guerrilla marxista – leninista.

De los acuerdos surgió la Unión Patriótica (UP), un partido político con el que las FARC, que no se desarmaron, intentaron participar en elecciones presidenciales, regionales y legislativas.

1988 - 2002 - Proceso de Paz de El Caguán

El gobierno desmilitarizó un territorio para llevar a cabo los diálogos de paz.

Los diálogos avanzaron lentamente mientras las FARC aprovechaban su hegemonía en la zona para robustecer su acción militar y el gobierno colombiano, reforzaba las Fuerzas Armadas con ayuda de Estados Unidos.

Aún con este proceso, surgió una de las causas por la que esta negociación finalizó. El secuestro de un avión civil con un senador a bordo por parte de las FARC fue uno de los últimos episodios de esta negociación.

Durante el año 2011, mediante la promulgación de la Ley de víctimas y restitución de tierras, el ya posesionado presidente Juan Manuel Santos, manifestó a la guerrillera su intención de retomar las discusiones, lo cual derivó en una serie de comunicaciones secretadas por medio de recados entre la subversión y el Estado.




2016 - Acuerdo de Paz

Luego de varios golpes sufridos y de múltiples líderes asesinados, las FARC decidieron sentarse a negociar la paz en el 2012 con el gobierno del presidente Santos.

Con el apoyo de Noruega, Cuba, Venezuela y Chile, emisarios de las FARC y del Gobierno pusieron sobre la mesa de diálogos puntos clave como la dejación de las armas, la reparación y el reconocimiento de las víctimas, la reincorporación de los exguerrilleros a la vida civil y un sistema de justicia transicional originalmente pactado para juzgar a todos los que participaron en el conflicto.

En el 2016 los diálogos llegaron a un mutuo acuerdo entre las partes. Y para suscribir los acuerdos, se invitó a los colombianos a votar en un plebiscito para avalar o no la paz con las FARC. Con el 50,21 % el 'No' le ganó al 'Sí', que alcanzó el 49,79%.

El resultado abocó al gobierno de Santos y a la cúpula de las FARC a reformular ciertos puntos de los acuerdos. Finalmente, y por mandato constitucional se dio paso a la firma histórica de la paz.

Para este entonces, este acuerdo ponía fin a un conflicto de más de medio siglo y que casó la muerte de 200.000 personas.

En dicho tratado aunque las mayores represalias se abocaban a quienes integraban las FARC, el gobierno por su parte se comprometió a garantizar la seguridad de sus miembros, para evitar que se repita la sangrienta época de los años 80, cuando fueron asesinados por paramilitares, cerca de 4000 miembros y candidatos de la UP.

“Las FARC, como un grupo armado, dejará de existir. Hemos firmado el acuerdo definitivo, surgido de un diálogo abierto y franco”, destacó, en aquel momento, el mandatario colombiano tras la firma del acuerdo.

Por su parte, el ahora ex jefe de la guerrilla, Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, destacó que:

“Este nuevo acuerdo debe llevarnos a hacer un mejor país y que sea la palabra la que nos lleve a los nuevos encuentros por una mejor sociedad”.

2017

A un año del acuerdo, Timochenko señaló que muchas de las cosas que se firmaron, no se estaban cumpliendo su totalidad.

"El acuerdo que se está implementando no es el que firmamos hace un año aquí. Las leyes en trámite burlan las expectativas de quienes confiaron que el acuerdo transformaría para bien sus vidas. No solo lo afirmaron desde el partido FARC, lo dice la ONU, lo dicen los entes internacionales, lo repiten las comunidades engañadas", advirtió.

Debido a esto, reiteró el compromiso de las FARC con La Paz del país y afirmó que por parte del grupo, se había cumplido todo a cabalidad.

Desde 1982, el gobierno colombiano buscó la paz con la antigua guerrilla de las FARC. De las cuatro oportunidades de diálogo que hubo a lo largo de más de 30 años, tres fracasaron y solo una sacó adelante la firma de la paz: los Acuerdos de Oslo y La Habana.

Para 2017, las FARC se habían desmovilizado completamente, excepto por un pequeño grupo disidente.




2018

A dos años del tratado, funcionaros colombiano apuntaron que el país había pedido ser partícipe des cese definitivo del fuego y de las hostilidades, el descenso de indicadores de violencia importantes y el inicio del tránsito a la vida civil de más de 13.000 miembros de las FARC.

Para los representantes de Naciones Unidas y la Unión Europea, el proceso de paz ha permitido que en los territorios afectados por la confrontación se alce una voluntad general de aprovechar las oportunidades dirigidas a comunidades campesinas, organizaciones locales, jóvenes, empresarios, mujeres, pueblos étnicos, exguerrilleros comprometidos con la reincorporación a la vida civil.

Aun con esto, han ocurrido varios asesinatos de líderes sociales calificados como una “expresión negativa” y un reto con presencia de las instituciones estatales, para hacer llegar a los territorios los dividendos de La Paz respecto a la seguridad, educación, salud, tierra, infraestructura y oportunidades de desarrollo como alternativas a las economías ilegales.

2019

Este año, un grupo de facilitadores y negociadores en el procesode Cuba viajó a Ginebra (Suiza) para depositar ante la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, copia dela cuerdo de paz con la FARC.

Esto, por las preocupaciones de las Naciones Unidas por el acuerdo de Paz ante los 110 homicidios de los líderes sociales, a los que se presume que 93 por ciento de ellos, se han dado en contextos regionales con causas estructurales, es decir, donde no hay acceso a la justicia, ni existe igualdad en los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales.

Bachelet recibió de manos de este grupo la denominada Declaración Unilateral de Estado que hizo el expresidente Juan Manuel Santos, en la que ratificó el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Acuerdo Final de Paz, a nombre de Colombia y que, por lo mismo, no constituyen un acto de Gobierno sino de Estado.

También, la funcionaria recibió el documento oficial que reposa en la ONU referente al Acuerdo de Paz.

En otro apartado, el que destaca el proceso de reincorporación de las FARC a la vida civil, la oficina del alto comisionado señaló que le preocupa que la Jurisdicción Especial para la Paz no haya tenido acceso a las pruebas de la justicia de Estados Unidos que le permitieran determinar el momento en que cometió los presuntos delitos el exjefe guerrillero Jesús Santrich, detenido en la cárcel La Picota desde hace casi un año.

Ya ha pasado dos años y medio desde que los combatientes decidieron entregar las armas y muchas de las promesas hechas por el gobierno no se están cumpliendo, lo que parece alejar cada vez más la perspectiva de una paz real y duradera.

¿Qué ha sucedido?

Para mayo de 2019, según el portal New York Times, esto es lo que se ha pasado hasta los momentos:

Al menos 3000 milicianos han regresado a la lucha armada, un hecho que constituye una gran amenaza para las bases del acuerdo. De los millones de colombianos que vivían en territorios controlados por los rebeldes, muchos todavía esperan la llegada de carreteras, escuelas y electricidad.

Desde que se firmó el acuerdo de paz, al menos 500 activistas y líderes comunitarios han sido asesinados y más de 210.000 personas han sido desplazadas de sus hogares debido a la violencia.

Iván Duque, un político conservador que asumió el cargo en agosto, ha expresado su escepticismo sobre los acuerdos y desea cambiar uno de los compromisos que fue fundamental para que los rebeldes decidieran entregar las armas.

Los acuerdos de paz de esta magnitud nunca son fáciles de implementar y los colombianos sabían que les esperaba un camino largo y desalentador, pero entonces, ¿cómo confiaron en 2016 y no en los años anteriores? ¿Cuál es la diferencia?





Cabe acotar que, el trato firmado por ambas partes es complejo y ambicioso, con un total de 578 compromisos, que pueden reducirse a unas pocas promesas básicas.

Una de estas, que se intento persuadir fue lacultivación de coca, pero esto para los agricultores sigue siendo una buena opción, tanto así, que alcanzó su máximo histórico de plantas.

El programa de sustitución de cultivos establecido en el acuerdo de paz prometió pagos en efectivo a los productores que arrancaran sus plantas de coca y las remplazaran por cultivos legales.

Pero los residentes dicen que los pagos a los agricultores cesaron por un tiempo después de que Duque asumiera la presidencia. Se reanudaron a fines de año, pero los funcionarios que debían introducir los cultivos alternativos nunca llegaron a la zona.




No obstante, el entrevistado John Marulanda, añadió la responsabilidad de estas acciones al gobierno de Venezuela, que ha sido el respaldo de varios grupos guerrilleros como la FARC y ELN. También fue el lugar para reagrupar a los exiliados e iniciar de nuevo.

“Venezuela es uno de los facilitadores del proceso de paz de La Habana, que luego de dos años de implementación ya ellos se dieron cuenta que deben regresar al monte”, puntualizó.

Esto no solo se puede evidenciar por medio de declaraciones de políticos sino por sus acciones, un ejemplo claro, fue que en julio, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le dio la “bienvenida” a dos prófugos colombianos, Seuxis Paucias Hernández, más conocido como Jesús Santrich y de Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez.



Por parte de las FARC, a comienzos de año, declararon defender a Maduro ante las sanciones de presidente estadounidense, Donald Trump.


De acuerdo con la FARC, “la historia enseña que las invasiones del imperio de los EE.UU no son para mejorar las condiciones de la democracia, combatir la miseria, establecer relaciones comerciales mediante un intercambio en igualdad de condiciones y beneficio mutuo.

Ni mucho menos para consolidar las instituciones del Estado o los poderes de la nación”.

Dentro de este orden de ideas, Iván Márquez, tildó en 2018, de “vergüenza la diplomacia de guerra desplegada por la cancillería colombiana" contra Venezuela y lamentó que el gobierno de Duque no extradite al asambleísta de oposición Julio Borges, a quien señaló de ser "responsable" del supuesto atentado con drones contra Maduro.

También, calificó al mandatario venezolano de “muy valiente” por acudir a la Asamblea General de Naciones Unidas para “explicar sus razones y la causa de la crisis", que atribuyó a un supuesto complot internacional orquestado por Washington.

Sin embargo, el diputado opositor, Franklyn Duarte,señaló al país como “cuna de las FARC y ELN ” a propósito de las declaraciones de Duque, quien afirmó que Maduro ha convertido la nación en un “santuario de terrorista”.

Duarte aseveró que “los cabecillas de la guerrilla [FAR y ELN] pueden operar aquí [en su país] tranquilamente, incluso apoyados y complacidos por los cuerpos de seguridad del estado venezolano”.

Asimismo, enumeró las tareas que cumple las FARC en su país: “Primero, extorsión, que es lo mismo que hacía en Colombia. Segundo, amedrentamiento en contra de los opositores del régimen. Tercero, mantiene el control de las cajas CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción, un sistema inventado por el régimen para presuntamente atender la crisis alimentaria)”.

Otro aspecto que resaltó el diputado es la presencia de las guerrillas de las FARC y el ELN en territorio venezolano es que sus máximos líderes “tienen mejor seguridad que cualquier otra persona”.

Añadió que, por su condición de “grandes aliados de Nicolás Maduro”, los cabecillas de esas organizaciones ostentan “enormes beneficios y privilegios”, entre los que mencionó la posibilidad de “vivir en grandes mansiones o en lujosos hoteles, incluso en Caracas”.




A tempranas horas de la mañana, Márquez acompañado de otros ex guerrilleros, mencionaron que iban a retomar las armas, que leyendo la historia de estos acuerdos, es decir, que volverían a los inicios y el tratado no se logró a cumplir, en su totalidad.

Ante ello, el ex presidente Santos y el exguerilleto Timochenko, expresaron su desacuerdo ante esta acción, pidiendo que el tratado debe mantenerse para mantener La Paz y el equilibrio en Colombia.















Los tratados para una negociación de Paz entre las FARC y Colombia se han caído rápidamente y el que iba por buen camino, también sé está viniendo abajo, pero por ambas partes.

Así como el presidente Santos comprendió que la guerra no se ganaba con el enfrentamiento armado, las FARC-EP entendieron que nunca conseguirían poder político por medio de las armas.

Si el gobierno de Duque no ha cumplido con el seguimiento del ordenamiento, las FARC se siente desprotegida y prefiere seguir en sus viejos pasos, porque es lo que le da de una u otra forma, estabilidad.

2019 ha sido un abono de muchas declaraciones y acciones que involucran al grupo guerrillero, pero con una advertencia de que esto iba a suceder, el gobierno colombiano tendrá que tomar nuevas medidas que encarrilen a ambas partes a cumplir con el acuerdo.



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