sábado, 28 de septiembre de 2019

López y Guaidó negocian para el triunfo de Voluntad Popular

POLÍTICA

La primera propuesta de Barbados sugiere que Guaidó le da el paso a su jefe político, renunciando a la presidencia encargada


López y Guaidó negocian para el triunfo de 
Voluntad Popular

“Este partido ha nacido para hacer historia”, afirmó Rómulo Betancourt en el Nuevo Circo de Caracas en el acto de fundación de Acción Democrática (AD). Tenía entonces 34 años y restaban solo tres para que tomara el poder por primera vez.

Esa es la misma vocación en la que se inspiró el dirigente Leopoldo López cuando decidió fundar Voluntad Popular Activistas en 2009, a sus 38 años, y después de haber fracasado en la fundación de Primero Justicia y haber militado en Un Nuevo Tiempo.

López quiso idear a Voluntad Popular con novísimas propuestas, como aquella de elegir popularmente a las primeras autoridades de su partido naranja. Un partido progresista y de vanguardia, basado en los valores de la libertad, solidaridad y diversidad.

Hoy, aunque el partido no está habilitado para participar en elecciones, VP surge como la primera opción de gobernar Venezuela en una transición. Uno de sus militantes, el pupilo Juan Guaidó, es reconocido por más de 55 países como presidente encargado, y además Leopoldo López le sigue como la segunda figura política de la oposición, según las encuestas.

El punto para López es cómo mantener esos vientos a favor de Voluntad Popular dentro de la intrincada y compleja batalla política que se escenifica en el país.

Más audacia que talento

Los adecos de la década de los 40 tuvieron el talento para hacer del partido la primera referencia nacional y montarlo en Miraflores por más de tres años con dos distintos presidentes llamados Rómulo. Pero los jóvenes de Voluntad Popular han destacado más por su fuerza política y empuje que por talento mismo.

Se trata de jóvenes audaces que lanzan propuesta tras propuesta frente a las realidades políticas, y las más de las veces han debido callar al ver fracasados sus intentos por derrocar a la tendencia chavista, en medio de la vorágine venezolana.

Han propuesto constituyentes y han querido convertir las elecciones municipales de 2013 en plebiscito. Estos jóvenes no se detienen mucho si el consenso no aparece, sino que se lanzan a la batalla por sus ideas.

”Fuerza”! es el grito típico de Leopoldo López.

Así actuó el alcalde de Chacao Leopoldo López cuando impuso el pico y placa en su municipio, sin el consenso de los demás alcaldes de la Gran Caracas, y fracasó. Lo mismo le ocurrió con La Salida, propuesta de agitación política –que le costó la cárcel- hecha justamente después de haber sido derrotado en las municipales de 2013 que quiso convertir en plebiscito.

Pero el empuje de VP no merma por las vicisitudes políticas. En 2016, desde su presidio, López y Voluntad Popular se convirtieron en el factor decisivo que llevó a Henry Ramos Allup (AD) a la presidencia de la Asamblea Nacional, y esto marcó la tendencia de enfrentamiento que caracterizó a ese año parlamentario.

Tres años después, ya Voluntad Popular tiene un “presidente encargado”, que maneja presupuesto y recursos políticos, y López está despachando desde la embajada de España.

López está detrás de la propuesta de declarar usurpador a Maduro, y hacerse con una cabeza de playa de poder. Y aún más está detrás de la autojuramentación que hizo Guaidó el 23 de enero pasado para proclamarse presidente encargado en una plaza pública, sin que los dos vicepresidentes de la Asamblea Nacional levantaran cada uno su mano en señal de aceptación. Después ambos tuvieron que admitirlo así.

Es Voluntad Popular o es Guaidó

López desea dar grandeza e historia a su partido Voluntad Popular. Y para esto debe garantizarse que sea un militante suyo quien tome la Presidencia de la República en la eventual caída del actual régimen chavista. Va a evitar la división interna por lo cual requiere el acuerdo con Guaidó.

Ciertamente la Mesa de Unidad Democrática tiene aprobado un documento de intención para que el Gabinete que se forme en una eventual llegada al poder no sea monopartidista sino de amplitud. Pero la militancia de quien sea el Presidente va a engrandecer a su partido.

La tendencia dicta que ese debe ser Guaidó o el propio López. Pero ellos saben que para esto debe existir un acuerdo entre ambos dirigentes de cuadrar las cosas en favor de Voluntad Popular. El avance popular desde enero de la figura de Juan Guaidó ha desplazado el protagonismo de López y hoy muchos que respaldaron al fundador y líder de VP han comenzado a ver a la figura más sobria y más guiada al consenso que representa el presidente de la Asamblea Nacional.

El 30 de abril, en un ambiente de armas en Altamira fue la reaparición en público de López, al lado de Guaidó. El líder del partido estaba en segundo plano y dirigía Juan Guaidó.

Curiosamente el único éxito que puede tomarse de aquel evento fue la libertad de Leopoldo López del presidio en su hogar.

Dos días después, el 2 de mayo, López reapareció a las puertas de la sede residencial española con una intervención de 20 minutos en la que respondió preguntas de los periodistas.

Mencionó 37 veces el vocablo “yo”. Pero en realidad, habiendo transcurrido más de cinco años sin apariciones públicas, eso no fue de extrañar. Dijo que él ha estado siempre activo. Habló también de “nuestro presidente Guaidó”, y varias veces mencionó al presidente de la Asamblea Nacional.

El liderazgo de Guaidó ha mermado desde la efervescencia de enero. Ya las convocatoria a movilizaciones no son tan seguidas ni tan populosas. Hace ya más de dos meses habló de convocar un paro nacional de empleados públicos y eso ha quedado en silencio.

¿Qué hacer en esta hora en favor del partido Voluntad Popular?

López y Guaidó tienen mucho de qué hablar y qué negociar en estas horas. El 13 de mayo, -11 días después de la rueda de prensa de López- Guaidó visitó la sede española y allí se entrevistó con su jefe político.

López había dicho a los periodistas que pensaba que en cuestión de semanas la Operación Libertad alcanzaría resultados.

La cosa no ha sido así.

Tres meses y medio después de haber hecho esa afirmación, Guaidó designa algunos funcionarios, entre ellos da una misión a López como encargado del “centro de gobierno”, que coordinaría las gestiones de todos los designados.

López adquirió entonces un protagonismo mucho mayor en las gestiones que está haciendo Guaidó relacionadas con las instituciones y empresas que controla en los Estados Unidos, Colombia y otros países.

La camaradería que llevan López y Guaidó tiene por centro el virtuoso destino que ambos le auguran y promueven para Voluntad Popular, y les separa la idea de quien finalmente deberá quedarse gobernando después de una transición.

En un esquema predecible, Voluntad Popular saliera muy bien si Guaidó gobierna en la transición y a López le corresponda competir por la Presidencia en las elecciones abiertas.

En Barbados, Guaidó declina

En este dilema, las negociaciones de Oslo y Barbados dijeron mucho. La mano de López está detrás de las propuestas de la oposición Guaidó.

En la primera propuesta de los negociadores enviados por Guaidó, éste se compromete a renunciar a la presidencia encargada siempre y cuando Nicolás Maduro se separe de Miraflores y se nombre un Consejo de Gobierno, incluyendo a militares. Con esto Guaidó se mostró dispuesto a entregar su estandarte vital, lo que le lanzó a la súbita y nutrida popularidad.

Esta propuesta revela la voluntad de Juan Guaidó de disminuir su protagonismo presidencial. Se interpreta que es para dejar paso a que su jefe político se cuente luego en unas elecciones internas de la oposición para representarla en los comicios libres que tiene programado el plan para la Transición.

¿O acaso Guaidó negocie con López para ser él -y no López- quien se mida internamente en los grupos de la oposición para ganar la candidatura?

Pero, como se sabe, las negociaciones de Barbados están paradas sin previsión de que regresen. De manera que el dúo Guaidó-López todavía tiene el manejo fundamental de la crisis política y la decisión de cómo negociarán entre ellos para que Voluntad Popular pueda seguir en la vía de “hacer historia”.




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