miércoles, 11 de septiembre de 2019

¿Por qué Trump despidió a John Bolton?

INTERNACIONAL

Tras meses de división política interna, el Presidente de EE.UU decidió prescindir de los servicios del asesor


¿Por qué Trump despidió a John Bolton?

Este martes, el presidente de Estados Unidos (EE.UU), Donald Trump, decidió prescindir de los servicios del asesor de seguridad nacional, John Bolton, quien era reconocido por ser la mano dura del poder del país, tras meses de división de perspectivas referentes a la política interna de seguridad nacional y extranjera.

La noticia fue anuncia por Trump, a través de su Twitter:




















A esto, Bolton contestó que, efectivamente, él había tomado la iniciativa de renunciar, pero que el Presidente prefirió dejarlo para el día siguiente.














El ahora exasesor de Seguridad Nacional de Trump fue el tercero en ejercer este cargo y siguió el patrón de salida de asesores que demostraron no ser los candidatos más adecuados para una Casa Blanca liderada por Donald Trump.

Hogan Gridley, subsecretario de prensa de la Casa Blanca, explicó a la prensa que el diputado de Bolton, Charles Kupperman, ahora funcionaría como asesor interino de seguridad nacional.

Como pupilo de Bolton, es muy poco probable que Kupperman dure largo plazo en el cargo. De hecho, Trump dijo que designaría a un nuevo asesor la siguiente semana.

El cargo no necesita de la aprobación del Senado para que el Presidente pueda seleccionar a quien quiera. Sin embargo, hasta este martes, no se sabe con exactitud sobre quién podría tener los ojos puestos la Casa Blanca para el puesto.

Sobre Bolton, Gridley declaró que “sus prioridades y políticas simplemente no se alinean con el Presidente. No hay un problema aquí… Simplemente no se alinearon en muchos asuntos”.

Una reunión que quedó en el aire

El despido vino luego de un giro en los acontecimientos que iniciaron etse fin de semana con el anuncio de Trump, vía Twitter, sobre la invitación al país de delegaciones de Afganistán, incluidos los talibanes, a Camp David para conversar sobre la paz.

No obstante, la reunión fue cancelada antes de que pudiera, siquiera, tomar lugar.

Posteriormente, el mandatario estadounidense aseguró a la prensa que las negociaciones de paz estaban “muertas”.

Presuntamente, el Presidente asumió la cartera de Afganistán y despidió a algunos de los asesores del asunto. Entre ellos, Bolton.

Las tensiones arribaron en un punto donde, según informes, Bolton fue excluido de los encuentros sobre la guerra en Afganistán, un asunto que, en otro escenario, el asesor de seguridad nacional se pudo haber hecho cargo.

Pero, al parecer, sobre este caso Trump había sacado una bandera blanca y quería lograr un acuerdo de paz que permitiera la retirada de gran parte o de todas las fuerzas estadounidenses de Afganistán.

Los aliados del ejecutivo lo alertaron sobre evitar confiar en Bolton para no convertir el proceso en una bomba de tiempo; pues ya se sabía que el asesor de seguridad nacional había conseguido complicar las conversaciones anteriores al asegurar que era necesaria una postura más dura con Corea del Norte.

The Washington Post informó que hubo un momento donde el enviado especial Zalmay Khalilzad no permitió que Bolton sacara una copia del acuerdo de Afganistán en la sala de conferencias.

“Sabía que había algunas preocupaciones sobre toda la reunión talibán, pero no estaba seguro”, expresó este martes a los periodistas el senador Lindsey Graham, RS.C.

Graham, en algún momento, fue un gran aliado de Trump; pero, se ha mostrado escéptico sobre los temas de Afganistán. Por ello, aseveró que el Presidente debería tener el asesor que quiere en el trabajo.

Estas disputas entre Trump y Bolton, finalmente, separaron a los hombres.

“El Presidente ha estado señalando su descontento con él por un tiempo”, aseguró Fernando Cruz, quien trabajó como director sénior en el Consejo de Seguridad Nacional en el gabinete de Trump, en 2018.

“Vimos muchas de las señales reveladoras que el Presidente usa cuando no le gusta que alguien sea usado en Bolton por un tiempo: Aislándolo de las reuniones, enviándolo a Mongolia cuando fue a Corea del Norte (y) enviándolo a Varsovia cuando quería tomar una decisión clave sobre los talibanes”.



¿Bolton apostaba a la guerra?

Las posiciones radicales de Bolton sobre Venezuela, Corea del Norte y Afganistán encararon la renuencia antagónica de su jefe a tomar nuevas confrontaciones y su intención con terminar con algunas viejas.

Trump prometió disminuir las tensiones en la guerra de Afganistán, cuestionó la invasión de EE.UU a Irak y sacudió los cimientos de la postura de seguridad de Estados Unidos en todo el mundo; incluyendo su distribución de fuerzas y el sistema de alianzas en Europa y Asia.

Por su parte, Bolton se comunicaba con los líderes en Caracas, Pyongyang y Teherán con amenazas sobre la posibilidad de una acción directa del ejército estadounidense.

Durante una rueda de prensa, Bolton dejó ver una libreta legal que describía el envío de una brigada del Ejército a Colombia, país vecino de Venezuela.

Durante un episodio de incertidumbre referente a las relaciones con Irán, Bolton manifestó el despliegue planeado durante mucho tiempo de un portaaviones, el USS Abraham Lincoln, como una atención acelerada a las amenazas aparentes de las fuerzas iraníes a las tropas de EE.UU en Oriente Medio.

Los comandantes estadounidenses también mandaron otras unidades. Entre ellas, bombarderos B-52, en lo que identificaron como una medida para tratar de surfear un ataque por parte de Irán.

También se llegó a decir que Bolton había sido una elemento importante para entorpecer una negociación entre Trump y Kim Jong Un, dictador norcoreano, cuya finalidad era concretar amplias concesiones de Kim sobre sus armas de destrucción masiva.

Funcionarios de Corea del Norte, enfurecidos con la acción, calificaron a Bolton de “miope”.

La suma de constantes diferencias, como estas, dejaba ver las visiones contrarias entre Bolton y Trump sobre medios, estrategias y políticas.

“En los tres, (Corea del Norte, Irán y Venezuela), Bolton quería una guerra y el Presidente no”, aseveró Cruz.

La desconfianza seguía creciendo

Funcionarios del gabinete de Donald Trump han asegurado que el Presidente, muchas veces, sentía cierta inquietud por los movimientos de Bolton.

Trump, al parecer, se enfocaba en otros asuntos como, por ejemplo, negociaciones comerciales con China. Motivado a esto, se consternó cuando volvió a evaluar los problemas en la cartera de Bolton.

Aunque el mandatario estadounidense se ha burlado reiteradas veces sobre el sacrificio desperdiciado y el dinero invertido en las guerras de EE.UU en el Medio Oriente, no estaba feliz de escuchar noticias sobre las intenciones de Bolton de escalar tensiones y llevar al país al borde de una crisis con Irán.

La confesión arribó cuando Trump admitió que, por mucho que le gustara el servicio y trabajo de Bolton, estaba consciente de que necesitaba ser controlado.

“Él tiene puntos de vistas sólidos sobre las cosas, pero está bien. De hecho, yo temo a John, lo cual es bastante sorprendente”, confesó Trump el pasado 9 de mayo.

“Soy yo quien lo atempera. está bien. Tengo lados diferentes. tengo a John Bolton y otras personas que son un poco más pesimistas que él. Me gusta John”.

Es muy probable que, tras este despido, Venezuela quede en un segundo plano en la lista de temas a atender por parte de la administración estadounidense; pues Bolton siempre mostró decisiones claras y concretas sobre el escenario venezolano.

Esta es la misma postura que sostiene el comentarista político Ben Shapiro quien indicó a través de las redes sociales que probablemente la nueva política de Trump será “significativamente más suave a partir de ahora”.





















Discrepancias públicas

Bolton era seguidor del teniente general del ejército HR McMaster, un estratega sumamente respetado pero que nunca hizo clic con Trump, retirando al teniente general, Mike Flynn, quien fue forzado a abandonar el Gobierno como parte del problema con Rusia.

El exasesor de seguridad nacional era reconocido por mantener opiniones conservadoras sobre la intervención y cambio de régimen. Quizás esta postura se había estructurado cuando sirvió como embajador de EE.UU ante la ONU en el gobierno de George W. Bush.

Posteriormente, se convirtió en un miembro senior del American Enterprise Institute y trabajó como comentarista en la prensa y en Fox News. Esto ocurrió cuando la salida de McMaster creó la apertura para él, a inicios de 2018.

Al Presidente le agradaron las apariciones en televisión de Bolton y buscó su consejo extraoficialmente antes de llevarlo, formalmente, a formar parte de su gabinete.

Según los informes, Bolton fue una piedra angular en la configuración de la dura política de Trump sobre Irán, incluso antes de volver a ingresar al Gobierno.

Una vez que Bolton integró la administración estadounidense, el asesor de seguridad nacional ocupó su nuevo cargo en la cima del aparato oficial de toma de decisiones de seguridad nacional, formando al personal con sus propios nombrados y respaldados en la política de configuración.

Las grietas comenzaron a aparecer, casi de inmediato, entre Bolton y Trump cuando el Presidente declaraba o informaba sobre asuntos determinados en su Twitter.

Para el verano, Trump afirmaba que “tendremos que ver” si Washington reconocería las fronteras de Ucrania desde la invasión de Rusia en Crimea y la frontera oriental.

Después, se le preguntó a Bolton si el Gobierno admitiría, en realidad, las afirmaciones realizadas por Rusia en base al uso de la fuerza. Bolton, que nunca ha sido cercano a Moscú, trató de establecer una diferencia entre las reflexiones del Presidente y lo que, en verdad, podría generar el Consejo de Seguridad Nacional o el Departamento de Defensa.

“Esa no es la posición de Estados Unidos”, aseguró Bolton.





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