martes, 18 de mayo de 2021

Escuela de periodismo que se forjó en El Nacional "no podrá ser embargada"



Venezuela



  • El embargo a la sede de El Nacional trajo a la memoria de quienes por años fueron reporteros del diario a recordar el rol que ha desempeñado el medio en la historia reciente del país y su función como escuela para quienes se forman en el oficio de la comunicación. Por Adriana Núñez Rabascall, Luisana Solano

18 Mayo 2021 06:07 AM


Última edición del diario venezolano El Nacional de 
diciembre de 2018, en Caracas. Mayo 15, 2021.

CARACAS - El anuncio del propio diario El Nacional la pasada semana de que un tribunal ordenó el embargo de su sede en Caracas, como parte de la demanda del número dos del partido de gobierno en Venezuela, Diosdado Cabello, trajo cuanto menos el rechazo local e internacional.

Sin embargo, este nuevo tropiezo reafirma que cerca de ocho décadas de periodismo no se pueden borrar de un tirón. Así lo confirman periodistas consultados por la Voz de América al recordar lo que ha sido El Nacional para ellos y la magnitud de los hechos recientes.

"Lo primero que me pasó por la mente fue que se iba a borrar la historia de lo que uno fue, de lo que fuimos muchos, porque hay cientos de personas que pasaron por esa redacción". Eso pensó la periodista, Adriana Rivera, cuando supo que el edificio del diario venezolano El Nacional había sido tomado por militares, tras una orden judicial de embargo.

Pero los desafíos para este medio habían comenzado antes.

Para Rivera, la medida reabre heridas. El Nacional ya había sido blanco del asedio chavista desde comienzos de siglo: las amenazas de Hugo Chávez, la prohibición de publicar noticias sobre violencia, las multas, las limitaciones para comprar papel y la demanda del diputado oficialista Diosdado Cabello por difamación, pero lo de aquella noche de viernes, cuando unos 40 oficiales entraron al complejo donde ella pasó días enteros construyendo textos, lucía como un tiro de gracia.

"Es un luto muy lento. Uno no termina de cerrar el ciclo. Es ver tu historia y la del país", relata Rivera desde México, donde vive actualmente.

Rivera comenzó a trabajar en El Nacional, en 2005 y allí estuvo durante nueve años. Sus recuerdos la llevan a una sala de redacción ruidosa, aderezada con el ir y venir de sus colegas, el sonido de los dedos chocando contra los teclados, el volumen alto del televisor, las diatribas apasionadas, la siempre injusta hora de entrega, la conversación amena y la recomendación literaria. Una sala que describe como "apasionante y adictiva".

"Yo no sé qué pasaba, pero la gente renunciaba y volvía", evoca Rivera.





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