viernes, 23 de noviembre de 2018

Julio Borges: “Venezuela ya no solo es una dictadura, es un estado fallido”

EXPRESIDENTE DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE VENEZUELA

 Invitado por el Partido Demócrata Europeo y Sabino Arana Fundazioa, Borges visita Bilbao para dar a conocer su análisis de la crisis que atraviesa su país

UNA ENTREVISTA DE RUBÉN OLVEIRA - 
Jueves, 22 de Noviembre de 2018 - 
Actualizado a las 06:01h

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Julio Borges Fotografía de José Mari Martínez Julio Borges Fotografía de José Mari Martínez

Julio Borges Fotografía de José Mari Martínez BILBAO- Para Julio Borges, expresidente del Parlamento venezolano, el gobierno de Nicolás Maduro tiene fecha de caducidad.

Ante la crisis fr Venezuela, el opositor exiliado en Bogotá visita Euskadi para participar en los Diálogos de Bilbao que anualmente organizan el Partido Demócrata Europeo y Sabino Arana Fundazioa.

Entre el drama, el populismo y la esperanza. ¿Cuál es el mensaje que quiere trasladar al pueblo vasco sobre la situación de Venezuela?

-El pueblo vasco ya conoce el drama venezolano. Además, lo conoce de una manera peculiar a través de las vivencias de tantos vascos que hay en nuestro país que, por diferentes razones, sus hijos, sus nietos e incluso ellos han tenido que volver al País Vasco.

También por un número no demasiado grande de venezolanos que viven en el País Vasco. Pero sobre todo, porque hay una relación muy profunda entre el País Vasco y Venezuela por diferentes razones: desde la migración residente a la intelectualidad vasca en Venezuela.

Lo que más me importa transmitir en este momento, además de ese drama humano, es que el mundo libre, el mundo democrático, tiene que aumentar la presión sobre Maduro ante su segundo periodo de gobierno.

En este momento crítico, lo que queremos es pedir la solidaridad y la fuerza e incrementar esa presión para que ocurra lo que queremos: un desenlace democrático.

¿Cuáles son las razones de la crisis actual en Venezuela?

-Es importante entender que no se trata de un problema de gerencia, de ineficiencia o de malas políticas públicas, sino de un diseño, de una visión política deliberada que ha ido destruyendo la libertad del país en cada uno de sus ámbitos: la libertad económica, con el cierre y expropiación de empresas;la libertad educativa, con la destrucción de la educación privada y la educación religiosa;la libertad de expresión, con el cierre de centenares de medios de comunicación;la destrucción de lo que significa la convivencia ciudadana en el país…

Lo peor que pudiéramos tener es una visión superficial de decir que ha habido un gobierno caótico o en crisis que ha manejado mal al país, porque se trata de un sistema que por diseño ha buscado destruir la esencia de la convivencia, la dignidad y los derechos humanos para que, de esa manera, se pueda mantener en el poder y transformar a los venezolanos de ciudadanos a esclavos.

Esa es la raíz diabólica de toda la maldad y la violencia que se está viviendo en Venezuela.

Hay quien, como Alfred-Maurice de Zayas, dice que más que una crisis humanitaria o alimenticia la escasez es por una guerra económica.

-Esa es la retórica del gobierno, un gobierno que culpa de todo lo malo que pasa en Venezuela al otro, cuando ha sido el gobierno de Maduro el que ha destruido el músculo más importante de Venezuela: el petróleo.

También se ha destruido toda la infraestructura económica: gas, energía, electricidad, agua… Miles de empresas han cerrado y todo eso tiene un solo culpable y responsable: Nicolás Maduro.

Como todos los dictadores del mundo, pretende convertirse en una especie de víctima cuando él ha sido el victimario no solo del país, sino de la familia venezolana.

Ante esta situación de crisis, ¿qué hace el gobierno de Maduro?

-Lo que para el mundo es una tragedia, para Maduro es una fiesta. Cada venezolano que sale es una boca menos que alimentar;cada venezolano que sale se convierte en un peso para los países de la región y es un peso que se quita de encima;y cada venezolano que sale termina trabajando en otro país para enviar remesas a Venezuela y subsidiar a Maduro.

De manera que mientras el mundo ve con horror el drama humano que hay en el país, él está estimulando este éxodo, porque es su mejor manera para someter al país y que esos pobres venezolanos terminen trabajando y subsidiando su gobierno.

No se puede esperar que Maduro vaya a hacer nada por cambiar la situación, porque le conviene mantener este esquema de subordinación.

En breve se van a cumplir veinte años del chavismo en el gobierno. ¿Qué futuro le espera a Venezuela?

-Venezuela tiene tal nivel de colapso y destrucción que no es una exageración decir que tiene que reinventarse completamente. Un ejemplo: en pocos meses va a dejar de ser país petrolero, porque apenas va a poder producir petróleo para exportar.

Por lo que más allá del contexto latinoamericano, Venezuela tiene que reinventarse desde el punto de vista humano, productivo y democrático.

Va a ser un país que va a lograr desafiar esos retos y obtener un gran aprendizaje de todo este sufrimiento, pero mientras tanto a Venezuela le toca en dos palabras una tarea muy difícil: reinventarse de modo entero y reconstruir su convivencia, sus instituciones y su sistema productivo prácticamente desde cero.

Algo que en su opinión jamás se podrá lograr con Maduro.

-Para nada. No va a haber en Venezuela ningún cambio con Maduro en el poder. Se ha convertido en una especie de tapón que representa el drama, la crisis, la oscuridad y la destrucción.

Es un paso imprescindible su salida del poder para que millones de venezolanos jóvenes vuelvan y seamos un país en el que se pueda invertir, estudiar y progresar.

Se le ha acusado de estar detrás del atentado del 4 de agosto a Maduro. ¿Por eso está exiliado en Bogotá?

-La razón de mi exilio fue anterior y producto de todas las amenazas personales y familiares por negarme a firmar unos acuerdos que ellos querían a cualquier precio para legitimar las elecciones fraudulentas del 20 de mayo.

Como he dicho antes, el gobierno de Nicolás Maduro busca siempre culpar a todos los demás de sus propias causas. Los tribunales de Justicia me han sentenciado por traición a la patria, por conspiraciones militares, etc.

Y no es solo mi caso, porque es un gobierno que lo único que le queda es la represión. El miedo y la represión es lo único que mantiene a Maduro en el poder.

Y él mismo ha construido, a cámara lenta, su propia caída como presidente. No tiene legitimidad, no tiene popularidad, no tiene apoyo internacional, ha destruido la producción petrolera, ha fracturado las Fuerzas Armadas, tiene la peor inflación del mundo…

Sin el petróleo y las Fuerzas Armadas, solo le queda Cuba. Hay muchísima presión interna en Venezuela acompañada de una enorme presión internacional. Cuando converjan, serán ellas las que terminen por fracturar al país y esto tiene que darse en los próximos meses.

En definitiva, para usted no habrá chavismo para otros veinte años.

-No debe haberlo. Más bien ha durado demasiado. Y creo que hay que resaltar que el problema en Venezuela ya no es ni siquiera luchar contra una dictadura, sino luchar contra un estado fallido.

Venezuela es un estado tomado por el crimen organizado, por el narcotráfico, por el tráfico de gasolina, de armas, de alimentos, con cuotas de poder donde está la explotación del oro, del coltán… Se ha convertido en una gran empresa internacional del crimen organizado.

Y es algo que la región tiene que ver con temor, porque es una amenaza a la democracia de toda América.




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