lunes, 12 de noviembre de 2018

¿Qué fue lo que pasó entre PDVSA y la empresa SPS de servicios petroleros?

Por José Manuel Rotondaro
Lunes 12 de noviembre de 2018, 21:00h 
Por José Manuel Rotondario.-

 La nota de prensa de la empresa Southern Procurement Services Ltd. (SPS) en la que anunció el cese de sus operaciones de recuperación de pozos en el Lago de Maracaibo, no deja espacio para dudas: PDVSA rescindió anticipadamente el contrato. El texto da cuenta de los logros obtenidos en menos de un año. Pero hay muchos aspectos oscuros.


En la PDVSA de Manuel Quevedo no todo está claro. / Foto: PDVSA 

Varios de los medios de comunicación que recogieron la noticia interpretaron la medida, con cierta lógica, como una acción intempestiva más de la errática y mal preparada administración actual de PDVSA.

 Pero cuando la empresa estatal anunció en 2016 la contratación de SPS, muchos en el ambiente petrolero expresaron su consternación. Era una empresa sin trayectoria, sin tecnología ni personal.

La idea, en ese entonces, fue que SPS sería el socio operador junto a la empresa militar Canimpeg, en reemplazo de las tradicionales empresas de servicio petrolero como Schlumberger y otras.

Estas empresas, siendo casi todas estadounidenses, son vistas con sospecha por el gobierno venezolano y, además, tienen facturas vencidas importantes por cobrarle a PDVSA.

 ¿Por qué decidió PDVSA usar esta empresa desconocida? Una revisión somera de la documentación disponible públicamente muestra claramente que SPS no podía ser contratada por PDVSA ni ninguna otra entidad oficial venezolana.

Al momento del acuerdo con PDVSA, SPS, basada formalmente en Inglaterra, tenía el estatus de empresa inactiva (dormant company) y los estados financieros (julio 2016) reflejan activos por apenas una libra esterlina.

Un año después, supuestamente ya con operaciones en plena marcha en Venezuela, su balance expone un patrimonio negativo por 150 mil dólares. Curiosamente, apenas recibida la comunicación, la empresa presenta balances auditados para ese mismo mes reflejando activos por 180 millones de dólares y beneficios netos de casi un millón de dólares.

Pero esos balances tienen tantas imprecisiones, enmiendas a mano y errores formales que levanta sospecha que sean estados financieros revisados efectivamente por una firma especializada como Crowe Howarth. Más aún, en julio de este año, Company House (registro comercial inglés) le informa al director de SPS que la empresa estaba a punto de perder su registro comercial por inactividad. (strike-off). Curiosamente, apenas recibida la comunicación, la empresa presenta balances auditados para ese mismo mes reflejando activos por 180 millones de dólares y beneficios netos de casi un millón de dólares.

Pero esos balances tienen tantas imprecisiones, enmiendas a mano y errores formales que levanta sospecha que sean estados financieros revisados efectivamente por una firma especializada como Crowe Howarth. Entre estos destaca que las notas del balance indican que la moneda de expresión de los balances es el dólar de los Estados Unidos, “la moneda legal en Inglaterra y Gales”.

También hace referencia a una excepción a la obligación de presentar informes auditados de acuerdo con la ley inglesa que no le era aplicable.

 Pero en las notas a esos estados financieros aparece lo que pudiera explicar cómo pudo este cascarón empresarial asumir el contrato con PDVSA.

En dos largos y enredados párrafos, describe un denominado ‘Acuerdo de Alianza Estratégica’ con una o unas empresas no identificadas.

En el párrafo previo, que describe el objeto de la compañía, menciona que tiene la representación exclusiva de los equipos de bombeo de una empresa rusa (Rimeras) y alianzas con “Weatherford, Halliburton, Schlumberger, entre otras”.

 Esto apuntaría a que en una jugada clásica de opacidad corporativa, PDVSA mantuvo la contratación de los servicios de las empresas tradicionales, pero ahora a través de un intermediario. Por supuesto, esto debe haber supuesto un costo adicional al que hubiese tenido que pagar si la contratación fuese directa.

 Otra curiosidad es que de acuerdo con algunas fuentes no oficiales, SPS ha estado recibiendo el pago por sus servicios no en dinero sino con entregas de crudo.

Esto hace aún más opaca la relación comercial, pero puede haber sido el esquema adecuado para acomodar las necesidades de las empresas norteamericanas y PDVSA.

 ¿Y quiénes están detrás de SPS? La información disponible públicamente refleja tres directivos a la fecha: Manuel Chinchilla Da Silva, Esmeralda Da Silva Izquierdo y Dirme Laya Jaramillo. Como accionistas de la empresa aparecen otras dos compañías, SCZ Group Inc. y SPS Latam Holdings LLC.

Esta última es un vehículo creado para la emisión de deuda por SPS y detenta acciones preferidas que no dan votos pero participa en los beneficios.

Todo indica que los propietarios finales de SCZ Group son Manuel Chinchilla y Esmeralda Da Silva. ¿Por qué rompe PDVSA el acuerdo?

Ante el silencio oficial, sólo cabe especular que hay detrás de la decisión.

¿Estará el general Manuel Quevedo cortando por lo sano un contrato inconveniente para PDVSA? O

¿Están cercenando la fuga de dinero de PDVSA a favor de aliados a Rafael Ramírez?

 Cualquiera que sea la causa, la clave será en cómo reemplazarán a SPS (o quienes estaban efectivamente proveyendo el servicio).

Si insisten en contratar a empresas desconocidas, recién fundadas, este episodio será uno más en el proceso de reacomodo de los esquemas de corrupción del chavismo.

Sólo si PDVSA pasa a contratar directamente con empresas con trayectoria, demostrada capacidad técnica y fortaleza financiera, es que podrá esperarse una recuperación sostenida de la producción del crudo.

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